Los aspectos humanos constituyen un componente esencial de la enseñanza: más allá de la información que se pretende transmitir siempre habrá un plus, sea cual sea la materia que se enseñe, dependiente de la relación que el profesor sea capaz de establecer con los alumnos o dependiente de la relación interpersonal de los alumnos con sus condiscípulos. Y este plus (especialmente relacionado con cuestiones éticas y de interacción no virtual: valores, gestos, respuestas no programadas, actitudes y aptitudes) será complicado incorporarlo a la enseñanza online. Y esto es verdad, a pesar de los grandes pasos, saltos de gigante, que se han dado en los últimos años en la enseñanza por las vías que las nuevas tecnologías han abierto. Esto nos hace pensar que la enseñanza presencial nunca desaparecerá, al menos en los niveles inicial (pre-escolar) y final (másteres universitarios).
Dicho esto, el futuro de la enseñanza online se nos antoja, además de muy fructífero, imparable en todos los niveles intermedios,  y queremos dar cuenta de esta afirmación: por un lado, la enseñanza online resulta más barata (lo cual es un argumento muy relevante en tiempos como el presente); y, por otro, ofrece al alumno una  casi ilimitada flexibilidad de horario y calendario, de manera que cada estudiante puede ajustar la agenda  del curso a los tiempos y disponibilidades de su horario laboral. Además, a diferencia de las posibilidades que la plataformas ofrecían hace apenas unos años, hoy día las nuevas plataformas de e-learning permiten incorporar todo tipo de archivos; convertirse en redes sociales; facilitar el trabajo colaborativo en archivos colectivos; establecer chats de texto, voz e imagen; disponer casi automática e ilimitadamente de herramientas y recursos de la red; y abren la puerta para que, por ejemplo, la educación superior llegue todo el mundo sin casi restricciones. La prueba de ello nos la ofrecen los Opencourseware (sirva como muestra la propuesta de Coursera, que  a fecha de hoy y en apenas un año ha conseguido reunir casi cinco millones de alumnos en 431 cursos) Todo esto ha acercado muy positivamente la enseñanza online a la enseñanza presencial. Lo virtual parece que está en camino de convertirse en lo real.
El viento sopla a favor de la enseñanza online, aunque el acompañamiento de lo virtual con lo presencial se acabará convirtiendo –seguro– en un sello
irrenunciable de calidad. Considerando esta tendencia, un especialista en cuestiones relacionadas con la enseñanza superior en Estados Unidos (Dr. Jim Castagnera), ha afirmado:
America’s higher education “industry” is in a state of transformation that is in some ways analogous to the wrenching transformation endured by our manufacturing industries during the 1980s and 1990s. Globalization, digitization, and monetization are forces that are profoundly affecting and aggressively challenging the institutional models that emerged after World War II. We are being buffeted by a fifth wave of change in American higher education’s history. Not all boats will survive the “Perfect Storm.”
Esta revolución en la educación superior no se limitará a América, sino que afectará profundamente a los colegios, a las universidades, a su personal y  a los estudiantes. Tendrá un impacto en el mercado laboral, en la economía e, incluso, en el sistema político.
Desde la convicción de que la profecía de Jim Castagnera se cumplirá inexorablemente, en días sucesivos vamos a ir ofreciendo en este blog información sobre diferentes modelos de campus virtual (Blakboard, Ilias, Dokeos, Chamilo, Claroline, Sakai, Moodle, Canvas, etc.), propuestas concretas de  Opencourseware y recursos para la enseñanza. Y, como colofón, daremos en fechas próximas una comparativa entre todas aquellas plataformas que hemos estudiado. Síganos aquí.