Algo muy interesante y emocionante está sucediendo en relación a la educación y las nuevas tecnologías. La evolución de la enseñanza hacia los cursos
online es un fenómeno incontestable, e seguramente irreversible. Algunos datos: entre 2002 y 2008, el número de clases regulares que tienen lugar «en línea» se eleva en un 187%; en 2009, más de 4 millones de estudiantes siguen algún tipo de curso «en línea».
Pero estos datos prácticamente lo que reflejan es la prehistoria del e-learning, si contemplamos un fenómeno como el de Coursera, campus virtual que nace en 2011. Un año más tarde, en septiembre de 2012, cuenta ya con 1.2 millones de estudiantes, 121 cursos y 33 Universidades asociadas. Pero actualmente, a 28 de octubre de 2013, el número de estudiantes asciende a 4.941.208 en 453 cursos universitarios.
Y Coursera no es el único ejemplo reseñable: igualmente podríamos haber tomado las cifras de Udacity o, por citar un caso español, Miríada X. Para identificar este fenómeno surge el nombre MOOC, acrónimo en inglés de Massive Open Online Course. Estos datos, así como el fenómeno que encubren, creo que justifican y demandan una reflexión, pues no todo es oro. A saber, si la inscripción es masiva, el abandono suele serlo también; suele existir heterogeneidad en el nivel de conocimiento de los estudiantes, de modo que resulta inevitable que muchos de ellos se sientan excluidos al descubrir que han de enfrentarse a niveles que les desbordan o que, por el contrario, ellos ya han superado; suelen carecer de acreditaciones o credenciales.
Llegados a este punto, y a la vista de lo anterior, uno debe preguntarse ¿pensando en la educación debo valorar más la eficiencia o el coste del aprendizaje? Y, desde esta pregunta estamos muy lejos de votar a favor de los MOOC’s
A pesar de todo lo dicho, este tipo de cursos masivos cumplen un papel y, desde luego, responden a una necesidad (las cifras certifican esta demanda). Y
quizá, conociendo las limitaciones de los MOOC’s lo correcto sea sortearlas de la mejor manera.
Tictac Soluciones S. L., como empresa joven interesada en la formación y la gestión de contenidos y de proyectos universitarios de investigación, se halla muy
interesada en el fenómeno del e-learning y en breve va a lanzar un «campus virtual», lo que nos ha obligado a hacer un profundo estudio de herramientas de Learning management system (LMS) con el fin de acertar primero con el software sobre el que erigir nuestro proyecto, pero sobre todo con una oferta educativa en la que el precio y al eficiencia no resultasen incompatibles.
En un anterior post nos preguntábamos por las herramientas y plataformas (LMS) que hacen posible la existencia de un ¿Campus virtual? tan rico y frecuentado. Mantenemos nuestra promesa de una comparativa entre las ofertas de las grandes plataforma de e-learning (Moodle, Canvas, Blackboard,
Chamilo, Aulapp, Desire2Learn, eCollege, FronterSaba Learning, Claroline, DokeosProyecto Sakai, BlackboardATutorChamilo y otras).
Pero antes de establecer una comparativa entre todas ellas, quizás resulte conveniente aclarar algún concepto sobre los mínimos que debe cumplir un Learning management system (LMS). Seguiremos en este punto el trabajo de José Sánchez Rodríguez («Plataformas de enseñanza virtual para entornos educativos», Pixel-Bit. Revista de Medios y Educación, 34, enero de 2009), quien exige que una plataforma de este tipo, cuando menos, debe ser capaz de soportar la distribución decontenidos en distintos formatos (HTML, PDF, TXT, ODT, PNG…) ; debe poseer diferentes herramientas de comunicación y colaboración síncronas y asíncronas (Chat, mensajería interna, foros); ofrecerá también herramientas de seguimiento y evaluación; herramientas de administración y algunas otras herramientas complementarias, sistemas de búsquedas, wikis, gestores y generadores de actividades académicas, etc.
En esta comparativa que prometemos atenderemos a cuestiones sobre todo técnicas, que son la únicas evaluables cuando el objeto de análisis es una herrramienta, un LMS. Pero también atenderemos a cual de todas ellas hace posible un programa educativo en el que pretendemos incorporar el  asesoramiento académico para determinar si el programa de estudio es compatible con la capacidad del estudiante; servicios de apoyo para evitar el aislamiento puede seguirse del estudio a distancia; que potencie  la interacción alumno y los trabajos en grupo; un número de estudiantes abarcable; y, finalmente, gestión de acreditaciones o certificaciones.